miércoles, abril 19, 2006

Salud y vicios

Nos dice Mencken:

De los objetivos fundamentales de la medicina no es el menor salvarnos de las consecuencias naturales de nuestros vicios y descuidos. Tan pronto se vuelve moral, es pura moralina. El médico científico no debe tener ninguna opinión sobre las normas morales de su paciente.

Nos dice René Dubois:

Como decía un sabio médico, entre las funciones del doctor está la de lograr que a sus pacientes les sea posible seguir haciendo las cosas agradables que les hacen daño -fumar en exceso, comer y beber en exceso- sin que se maten antes de lo preciso.

Nos dice Deborah Lupton:

En esta era seglar, concentrarse en la dieta propia y otras opciones de régimen de vida se ha convertido en una alternativa de la oración y la vida virtuosa como medio para darles sentido a la vida y la muerte. La Sanidad ha reemplazado a la Santidad como vara para medir la perfección y la vida recta. Puede considerarse, entonces, que la salud pública y el fomento de la salud contribuyen a la regulación moral de la sociedad, al concentrarse en prácticas éticas y morales de la persona.

Nos dice David Seedhouse:

... en las sociedades pluralistas, todo aserto de conocer de manera objetiva los componentes de una vida valiosa debe ser, como mínimo, mirado con cautela.

Nos dice Andrzej Szczeklik:

el doctor no puede juzgar ni censurar al paciente, debe comprenderlo, luego curarlo.


¿Dónde quedó la tolerancia?

¿Eres gordo militante?, me preguntaron ayer. Me quedé pensando (de hecho recordé un viejo agravio, que algún otro día relataré). No, soy gordo confeso...

Si seguimos por la vía autoritaria del mundo, pronto será ilegal ser gordo, entonces deberé disfrazarme, como en el cuento infantil, me pondré un abrigo y diré que soy un oso sin afeitar...

Bien respondía mi abuela cuando le preguntaban cuándo iba al médico, estando enferma: ahora que me componga...

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