lunes, junio 19, 2006

Papeles y pieles de topo (o las moleskines)

Los papeles mexicanos, mejor, la industria papelera nacional, no sólo es pésima, es por completo escatológica. Si no es para limpiar los diversos orificios corporales y los inductos y eductos de sus oficios sendos y respectivos, no sirve ni para dar vergüenza.

Alguna vez llamé a don Kimberly Clark de México. Preguntaba sobre la variación de tonos en sus papeles para imprimir. Hacía yo un libro enorme, casi 1000 páginas, y quedaban los cantos disparejos por esos tonos variados. La respuesta me dejó helado: lo que nos comenta es imposible, nuestros papeles no tienen variación de tono. Hube de hablar con el vendedor para que me mandara resmas de la misma producción (pues señalan el día y la planta por medio de claves) para evitar lo imposible.

Compro dos Moleskines en el Fondo. Y no me sorprende tanto las Moleskines, pues no parecen de piel de animal vivo, sino de plástico muerto, aunque muy bien alimentado, cuanto el papel italiano de su interior. No conozco ecologista que desprecie el papel, claro, piden reciclar y planear, pero es una delicia cuando el papel es altamente vegetal. Piel de topo, significa Moleskine.

Un verdadero acierto mercadotécnico resucitar las Moleskines y juntar historias y referencias. Amelie, entre las muchas que las usan, aparece anotando en su Moleskine.

Pero hay que ser honestos, las actuales, bellas y deseables, son copias de las originales, puestas de nueva a la venta por Modo e Modo. Lo que es ser bueno para el comercio... (es elogio, quisiera ser un editor mejor para el comercio...)

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