sábado, junio 02, 2012

3. La alteridad como investigación de mercado

La normalización significa, también, la creación de un discurso anormal o disidente o periférico. Si no todos pueden vender los libros no es sólo, y obvio, que no todos pueden leerlos, implica la creación de un espacio de alteridad, alteridad que define lo normal al estar fuera. La pornografía blanda, por usar la terminología al uso, por ejemplo, estaba dentro de los límites, en la frontera, pero con carta de ciudadanía del centro. Lo mismo ciertas disidencias.

Los últimos 60 años al menos hemos visto los caminos de los significados más externos. La normalización del feminismo, de los movimientos LGBTTI, de los verdes, ahora de los piratas. Lo que, por decirlo así, estaba fuera del discurso se convierte en uno de sus centros. La normalización, pues, implicaba un centro hasta que, al integrar tanto, ahora hay una multitud de centros.

Las perversiones de ayer son los mercados de mañana es el eslogan claro de quienes quieren solamente vender y viven en el centro. Claro que al no existir un solo centro las cosas han cambiado. La normalización implica también la imposibilidad, en principio conceptual, de encontrar otras manera de comercializar. Así les ha ido a quienes no desean el cambio.

Curioso, los libreros españoles demandan a Amazon por la sola razón de que no tienen manera de competir y, como no pueden competir, suponen que el otro viola la ley. ¿Más normalizado? No hablemos de regalar los libros o de permitir leerlos por vía de suscripción. Si cualquiera puede vender libros, no en tanto potestad sino en cuanto hecho mismo, la necesidad de espacios dedicados desaparece. Sorprende, en verdad, la casi ausencia de proyectos colaboradores para crear una alternativa a Amazon. B&N defiende su mercado anterior, cambia para intentar seguir igual. Pensemos en Google Books. Primero digitalizó y ahora, lo que es dominio público, intenta venderlo. HP ensayó vender ejemplares impresos de lo mismo. Volvemos, pues, al asunto de la nervadura.

El caso extremo, patológico, es vender un libro en cero. El proyecto Gutenberg fue, en ese sentido, el inicio del cambio fundamental de la manera de vender libros. (Venta en tanto puesta en circulación, pues la nervadura anterior implica que la única manera se da por la venta, pues la biblioteca pública presupone la compra de libros). Entre los ejemplos recientes: Ganso y Pulpo, Unglue, 24symbols, Red Lemonade. Amazon, parece, ensaya lo mismo: vender suscripción a su servicio premium y pagar
por descarga al autor o a la editorial  un cantidad mínima. ¿Qué significa que proyectos opuestos y antagónicos ensayen lo mismo? Debemos pensarlo a fondo. Ensayo: los libros ya son periferia...

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