martes, diciembre 18, 2012

¿El aburrimiento mediado por computadora?


En el año del señor 2007 se patentó un sistema para escribir, promover y distribuir material bibliográfico, los antes llamados libros.

Los libros se escriben de acuerdo al formato deseado. De hecho, el libro puede escribirse sobre pedido. En cualquier idioma deseado.

El costo de producir cualquiera de tales libros es de 30 centavos de dólar. 

Al día de hoy Amazon lista 106591 títulos escritos por este sistema. Todos disponibles en papel, pocos en electrónico.

Su siguiente reto: escribir novelas románticas.

La creación automática de contenidos.


En el año del señor 2008 un programa de computadora escribió su primera novela.

El programa lo desarrolló una editorial.

Amor verdadero, la llamó. Variación de Anna Karenina, pero con el estilo de Haruki Murakami.

Tardó 72 horas en escribirla, a partir de las obras de Tolstói y las traducciones rusas de Murakami.

Los personajes se encuentran de pronto en una isla desierta, padecen amnesia. Saben quienes son, pero no recuerdan si están casados.

Tampoco recuerdan si tienen hijos. Tienen la oportunidad de rehacer sus relaciones. De eso trata la novela.

Algunos autores comentan que ningún programa nunca podrá substituir a los autores reales.


Sigue: creación de avatares para que nos lean las noticias escritas por programas de computadoras de acuerdo a nuestros intereses.

Variaciones al infinito de la misma historia.

En algunos lustros se mirará con desconfianza al autor que sepa escribir sus historias. 

Como ahora se mira con extrañeza a quien sabe extraer la raíz cuadrada de un número usando lápiz y papel.

Las grandes librerías querrán desplazar a los grandes grupos editoriales.

Los grandes grupos editoriales querrán desplazar a las grandes librerías.

Los grandes autores querrán desplazar a las grandes librerías y a los grandes grupos editoriales.

Las editoriales querrán desplazar a los autores.

Los autores querrán desplazar a las editoriales.

Muchos lectores sólo querrán divertirse.

Algunos pocos, por el placer de entender.

Algunos pocos, por estar en los zapatos de otros.

¿El aburrimiento mediado por computadora?

¿El aislamiento mediado por computadora?

¿La soledad mediada por computadora?

El final de la ironía, de la sutileza: el reino de la literalidad.

¿El reino de los lectores profundamente superficiales?

¿Y si liberamos a los libros del comercio?




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